Creo que todos los presentes en el taller nos hemos acercado un poquito a la cima de nuestra verdad.
El castillo del conocimiento tiene una sola estancia, porque la verdad es indivisible.
Difícil de entender para nuestras mentes acostumbradas a poner etiquetas, establecer categorías y juzgar todo lo que vemos, según los esquemas del momento.
En fin, nos lo hemos pasado muy bien y hemos sentido la libertad del movimiento, la libertad de ser nosotros mismos.
Un recuerdo del taller, para que os dure la alegría. Nos volvemos a ver el 26 de marzo para dar la bienvenida a la primavera.
Un abrazo
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