Danza tu vida

Danza tu vida

jueves, 28 de mayo de 2015

II CONGRESO DE INTELIGENCIA EMOCIONAL Y BIENESTAR EN ZARAGOZA 2015

Un regalito de la vida: he pasado cuatro días fabulosos en Zaragoza, como asistente al Congreso organizado por la asociación aragonesa de Psicopedagogía. Poco a poco iré rescatando apuntes, nombres, títulos de libros y experiencias que han quedado apuntadas en un montón de folios que me toca ordenar. Sin duda lo compartiré todo a través del blog, pero necesito tiempo para integrar tanta información y, sobre todo, para aplicarme lo aprendido.
Me siento inmensamente agradecida también por los encuentros. Gracias a Carmen, por su maravillosa disponibilidad, a Ana, compañera de memorias, a Germán, que inconscientemente canalizó mi inmensa capacidad de curación, a Fermín, que me puso las pilas y me reorganizó un poco la cabeza, a Santi, un ejemplo de que algunos seres virtuales son también maravillosos seres reales...
Otros nombres y otras experiencias se compartirán más adelante, pero no quería dejar pasar este momento.
Necesitamos más encuentros de este tipo, en los que la gente realmente se esfuerce por ser cada día un poco mejor y más feliz. Ojalá supiera como celebrar mini congresos de inteligencia emocional en mi vida diaria, encuentros pro bienestar y felicidad, sesiones de compartir emocional. 

Bueno, por lo menos estoy en el camino.

Un abrazo a todos y gracias por haber hecho posible esta experiencia.

Escrito por María

¿CULPA O ERROR?

¿Por qué dejar de usar la palabra culpa
La palabra culpa implica que hay algo en ti que no está bien y que merece castigo. Cuestiona tu esencia, tu verdadera naturaleza. En la tradición judeo cristiana, esta palabra va unida a la palabra pecado. Nacer sin pecado es nacer sin culpa, como opuesto a nacer ya imperfecto por naturaleza. Estos conceptos nos han hecho mucho daño a lo largo de nuestra historia familiar y social. Andamos siempre buscando culpables fuera de nosotros y cuando no los encontramos dirigimos el dedo acusador hacia nosotros mismos. Si nos sentimos culpables pensaremos que nos merecemos un castigo. 

Los castigos que infligimos van desde retirar a otros la palabra hasta negarnos la propia salud, enfermando como prueba de que no nos merecemos vivir. Pecado, culpa y castigo van de la mano, y son conceptos que al ego le interesa que ocupen tu mente porque así te apartan de tu función en el mundo que es la felicidad.

No hables de culpa... Sustituye esa palabra en tu vida por la palabra "error".  El error se puede corregir, el error se puede sanar, el error no exige castigo sino comprensión y amorosa aceptación. 

Fue un error, no te tortures más. Ya pasó, ya se corrigió. Tu naturaleza sigue siendo inmutable, magnífica, radiante. Bajo capas y capas de ego estás brillando como siempre lo has hecho. Respira calma. 

Cuando aprendas a ser amable con tus errores, serás amables con los errores de los demás. Estamos todos aprendiendo. Y lo que aprendas será lo que enseñes. 
Aprende a amar tus errores para que puedas enseñar que este es la única forma feliz de seguir avanzando. 

Escrito por María

martes, 19 de mayo de 2015

¿Qué puedo hacer yo?

El mundo anda revuelto, como siempre lo ha hecho, pero en esta época que me ha tocado vivir las noticias vuelan y van acompañadas de fotos, testimonios y detalles que sitúan algunas realidades lejanas en primer plano.

Y, ¿ qué puedo hacer yo?, me pregunto. 

Cuántas veces a lo largo de mi vida me lo he preguntado una y otra vez. Cuántas veces a lo largo de mi vida me he sentido culpable y no merecedora por haber nacido en un contexto fácil y seguro. 

Estos sentimientos tan comunes en mucha gente hacen que apartemos la mirada, que prefiramos no saber, no sentir. Porque sentir duele. Y la inconsciencia no molesta, por lo menos de momento. 

En este aquí y ahora en el que me encuentro, elijo mirar. Elijo mirar sin lástima, porque la lástima les roba la fuerza. Elijo mirar y compartir pensamientos sin juicio, pensamientos de amor, de fuerza, de valentía, de unión. No estáis solos, susurro. Esto pasará también. Deseo transmitiros la fuerza y la confianza que ahora necesitáis. 

¿Ayudarían en algo a alguien pensamientos de queja, de sufrimiento, de dolor? 

Si somos una sola mente, como así creo, mis pensamientos serán como palomas mensajeras que llegarán a cualquier sitio donde se precisen. Cuántas veces me han llegado a mí pensamientos amorosos de otras personas que me han ayudado a salir de noches oscuras y de profundos pozos. Pues entonces, ¿no ayudarán también mis pensamientos?

Y en el camino, me uno a alguna ONG, firmo peticiones, comparto, publico, defiendo. Porque, aún estando tan lejos como parece que estáis, cualquier poco ayuda, alienta y conforta. 

Creo que esto es lo que puedo hacer yo.

Escrito por María