Danza tu vida

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miércoles, 30 de julio de 2014

LA ASERTIVIDAD: QUÉ ES, CÓMO LLEGAMOS A DESARROLLARLA, PARA QUÉ NOS SIRVE

I. ¿QUÉ ES LA ASERTIVIDAD?

¿Por qué molestarse en aprender algunas habilidades emocionalmente inteligentes? 
Porque aprendiéndolas y practicándolas nos vamos a sentir más seguros de nosotros mismos. Una cosa lleva a la otra: más seguridad genera mayor confianza en uno mismo y, por lo tanto, vemos que somos capaces y aprendemos a querernos un poco más.

¿Qué es la asertividad?

La asertividad es la capacidad que todos tenemos de defender nuestros derechos, expresar nuestras opiniones y sentimientos con tranquilidad y hacer peticiones legítimas. 

Parece una definición sencilla, pero el problema empieza cuando:
- no conozco mis derechos
- no tengo muy clara mi postura ante distintos hechos 
- no estoy en contacto con mis verdaderos sentimientos
- no me creo merecedor de realizar peticiones, aunque sean muy legítimas. 

II. ¿QUÉ REQUIERE SER ASERTIVO?

Ser asertivo requiere:
1) Una buena dosis de autoconocimiento:
¿Dedicas algún ratito del día a pararte y ser consciente de lo que pensaste, dijiste o hiciste? 
¿Te permites sentir y poner nombre a tus emociones, aunque éstas te disgusten?
¿Conoces tus cualidades y áreas de mejora?

2) Otra dosis de información:
¿Cuáles son tus derechos? 
¿Puede la cultura o poder dominante en la sociedad en la que te desenvuelves definir lo que es legítimo a costa de la pérdida de poder personal?
¿Cómo se hacen las cosas en distintos países y sociedades? Pudiera ser que donde tú vives se estuvieran obviando muchos de tus derechos. 

3) Y mucho amor y respeto por uno mism@
¿Te valoras? ¿Te respetas? ¿Te acompañas? ¿Te mimas? ¿Te quieres?
Un buen indicativo es el lenguaje. ¿Cómo te hablas cuando te diriges a ti, cuando te miras al espejo, cuando cometes un error, cuando te entregas a una tarea? ¿Cómo recibes los elogios? A mi me encanta mi hijo que, cuando le dicen que es muy guapo responde: Si. Y ya está, ni gracias ni evasivas. Reconocimiento, sin más.

Bueno, este es un primer paso. Poco a poco, que queda mucho camino por delante.

III. ¿POR QUÉ SER ASERTIVO?

La asertividad facilita la comunicación.  Si comunico claramente mis opiniones, deseos, intereses o conflictos evito que otras personas malinterpreten mis acciones, mi conducta o mis palabras. 
Seguro que todos hemos caído en esperar e incluso casi exigir en que otros adivinen mis deseos. Pues a veces tenemos la suerte de esto suceda, pero la mayor parte de las veces no es así. Ahorraremos frustración y tiempo comunicando claramente lo que queremos.
Si hay mejor comunicación, hay también mejores relaciones interpersonales. Por la tanto, se favorecen las emociones positivas, en uno mismo y en los demás. Esto se traducirá en mayor bienestar y mejor calidad de vida. 
Escrito por María




jueves, 24 de julio de 2014

ASOMARSE A UN CURSO DE MILAGROS. LECCIÓN 10


Lección 10: Mis pensamientos no significan nada

El objetivo es liberarme de mis creencias.  
Ninguno de mis pensamientos significa nada. No son reales, me dice el libro. Entonces, ¿qué son? Porque parecen bastante reales. 
Si son alegres me levantan el ánimo, iluminan mi rostro,  encienden mi sonrisa. Si son tristes o temerosos, se reflejan en los latidos de mi corazón, en el sudor de mis manos o en las arrugas de mi frente. 
Normalmente elijo dejar pasar los pensamientos negativos y me centro en los positivos. ¿Ninguno significa nada?
¿Qué son mis pensamientos?, me pregunto. Dice Byron Katie que no hay pensamientos nuevos, que son todos reciclados y que llevan cientos de años dando vueltas por el mundo. A cada uno de nosotros le corresponde romper el ciclo de pensamientos estresantes que esclavizan a generaciones enteras, durante varios ciclos vitales.
Liberarme de todo lo que ahora creo…  Por lo menos liberarme de cientos de pensamientos estresantes que llevan circulando en mi entorno familiar desde hace generaciones. Pero tampoco soy totalmente consciente de ellos, a menos que los oiga en boca de mi madre o mis hermanos. 
A veces sí que percibo en mí actitudes aprendidas en casa que me incomodan porque, si en el pasado las censuraba en mis padres, ¿por qué he de sufrirlas yo ahora? 
Creo que ahora soy más amable conmigo misma, pero oigo a muchas personas hablarse a sí mismas como si se odiaran: “Soy un desastre”, “No valgo para nada”, “Estoy fatal”… Esos pensamientos no significan nada, pero creo que hacen mucho daño.
Dejo pasar estas reflexiones, reflejo de la nada que son mis pensamientos. Respiro y suelto todo. Sigo confiando en que un día alcanzaré la comprensión.

“El miedo es tu propia invención, y no puedes sino creer en lo que has inventado” (Texto 1.6.4.2).
Escrito por María

miércoles, 23 de julio de 2014

ASOMARSE A UN CURSO DE MILAGROS. LECCIÓN 9.

Lección 9: No veo nada tal como es ahora
El entendimiento no es necesario a estas alturas, me dice la lección. Menos mal, porque hacer este curso sigue constituyendo un acto de fe. Necesito la práctica, no el entendimiento, el cual supongo que llegará a su debido momento.
Mi mente no entrenada se resiste a pensar que lo que contemplo no está ahí o que nada de lo que veo es realmente como lo veo ahora. ¿Cómo es, entonces? ¿Qué es lo que veo? ¿Este hijo que cambia de humor en segundos no es tal como lo veo ahora? ¿Este cielo gris que presagia tormenta, tampoco es como lo veo ahora? Y, ¿este curso de milagros? Imagino que no, que cuando se abra mi entendimiento la oscuridad desaparecerá y veré la luz, como la han visto otros antes que yo.

La sociedad, por tanto, tampoco es como yo la veo. Ni las noticias, ni lo que dice la gente de las noticias. No vemos nada como realmente es.
Mientras yo hago este curso el mundo sigue girando y la lucha por un mundo mejor continúa. Manifestaciones, quejas, publicaciones, correos para recoger firmas en defensa de esto o aquello… Yo, en cambio, parezco haberme detenido en el tiempo. Por primera vez me atrevo a cuestionar lo que veo, lo que oigo, lo que parece ser verdad absoluta. Paro mis pensamientos y espero que llegue la luz.
“Criatura de Dios, fuiste creado para crear lo bueno, lo hermoso y lo santo” (Texto 1.7.2.1)
“El mejor uso que puedes hacer del cuerpo es utilizarlo para que te ayude a ampliar tu percepción, de forma que puedas alcanzar la verdadera visión de la que el ojo físico es incapaz” (Texto 1.7.2.4)
La verdadera visión nace del corazón, pero nos empeñamos en ver sólo las formas, impregnadas de pasado. ¿Somos capaces de vernos a nosotros mismos, al menos? Yo creo que tampoco eso conseguimos. Me miro al espejo y no sé qué veo. Acepto con dificultad el paso de los años, los estragos de las enfermedades sufridas, el miedo al futuro. Todo ello ha dejado huella en mí, o al menos eso creo. Ya no sé lo que es verdad y lo que no lo es.  Si fuimos creados para crear belleza, ¿por qué empeñarse solamente en señalar lo feo?
Respiro profundamente y miro a mi alrededor. Nada de lo que veo significa nada, porque a todo le he dado el significado que tiene para mí, un significado basado en el pasado. Tengo que aprender a mirar con ojos nuevos, quiero ver lo que hasta ahora no he visto. Quiero olvidar el pasado y centrarme en este presente infinito, repleto de posibilidades.
 Escrito por María

miércoles, 16 de julio de 2014

MI HIJA ES HIPERACTIVA, ¿QUIÉN ME AYUDA?

MI HIJA ES HIPERACTIVA, ¿QUIÉN ME AYUDA?

Detrás de un niño con problemas hay casi siempre una familia angustiada.
“Mi hija ha sido diagnosticada con un TDAH (Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad). Tiene también retraso del lenguaje y dificultad para memorizar contenidos curriculares básicos como, por ejemplo, las tablas de multiplicar”, me dice una madre preocupada.
Primero escucho con atención. Nunca hay sólo escenario de conflicto. Siempre hay varios focos de malestar y es importante detectarlos para abordar el problema desde varias posiciones.
Una niña movida que no está a la altura de lo que el sistema educativo espera de ella o a la que le cuesta articular bien algunas palabras no es una situación problemática en sí misma. La fuente de desasosiego aparece cuando se compara a la niña con los demás críos de su edad y se asume que “no da la talla” según los estándares marcados. Al no aceptar a la niña tal y como es surge inevitablemente la “exigencia de hacerla igual o parecida a los otros” por parte de las personas involucradas en su educación. Al mismo tiempo que la exigencia, pensamientos del tipo “¿Lo estaremos haciendo bien?” “¿Nos está tomando el pelo”, ” Puede pero no quiere, es muy vaga”, empiezan a poblar la cabeza de los adultos responsables de su “educación”.
¿A dónde nos conduce este planteamiento?
-          Se dirige toda la atención hacia lo que la criatura no puede hacer, olvidando los muchos otros talentos e inteligencias que posee. Como consecuencia, el niño va viendo disminuido su valor como persona, el cual es intrínseco a su condición de ser humano y no tiene nada que ver con lo que sabe o no sabe hacer. No se aprecia a sí mismo, no se quiere, se compara con los demás limitando sus propias capacidades. Puede llegar a desarrollar conductas disruptivas para llamar la atención y ser alguien en el aula o en casa. Una niña o un niño llamados a vivir su infancia despreocupada y juguetonamente acaban inmersos en una pesadilla en la que se les presiona y se les pide algo que no pueden dar. Se genera mucha culpa, miedo, ansiedad, autodesprecio…

-          Los adultos presentes – tanto familiares como profesionales de la educación-  saben, en lo más profundo de su corazón que algo no va bien, pero la educación recibida, la presión social y escolar no permiten conectar con esa sabiduría interior. Unos lo sienten con más fuerza que otros, pero en conjunto, se vive como una disonancia cognitiva. ¿Qué quiere decir esto? No estoy actuando en consonancia con lo que siento y pienso. Sentir, pensar y hacer van por diferentes caminos. Esto crea al adulto una profunda infelicidad, un sentimiento de culpabilidad que se transmite al niño de diversas maneras. Acabamos castigando al pequeño porque nos sentimos mal. En un ambiente de paz y armonía realmente no hace falta ningún castigo. Una vez que se reflexiona sobre las normas de convivencia y se dialoga sobre los conflictos tantas veces como sea necesario, las consecuencias de nuestras acciones nos enseñan todo lo que necesitamos saber.

¿Qué podemos hacer los adultos?

-          Soltar las exigencias, renunciar a tener el control, aceptar la situación tal y como es. Respirar profundamente y relajarnos.

-          Hacer consciente al niño o niña de su enorme e infinito valor como persona, independientemente de sus capacidades o discapacidades. Todos tenemos múltiples inteligencias, somos buenos en unas cosas y en otras no, y eso está perfectamente bien. Nuestro valor personal no depende de eso. Todos somos especiales y las comparaciones sobran. Hacemos las cosas lo mejor que podemos.

-          No utilizar el refuerzo positivo ni el castigo como instrumentos para controlar. Mostrar aprecio genuino por lo que hace, dice, piensa el niño o la niña si así se siente. Si no, estamos educando para que ellos busquen constantemente la aceptación y el amor de los demás. “Si hago esto o digo aquello me querrán”. Eso no es educar para la libertad o la felicidad. El valor de las demás personas no depende de que a mí me guste o disguste lo que hacen.

-          Potenciar y valorar lo que el niño sabe, quiere y se le da bien hacer.

-          Asumir nuestros propios errores y los de los demás como parte del juego de la vida e incorporarlos a nuestro currículum para aprender a hacer las cosas mejor. La culpabilidad es inútil y sólo lleva al malestar propio y ajeno. Deshaceos de la culpabilidad.

-          Proporcionar instrumentos para superar las áreas de dificultad de una manera más lúdica. Hay calculadoras, ordenadores, música, canciones, etc. Si nos quedamos detenidos en las tablas nos perdemos una infinidad de conocimientos que pueden ser un puente hacia lo que más cuesta. Si los libros no atraen, se puede hacer un karaoke y leer canciones de moda hasta aprenderlas de memoria. En la tele se pueden ver los dibujos animados en inglés. En fin, en el momento en que los adultos se relajen, se les ocurrirán infinitas posibilidades mucho más divertidas que machacar a los niños con un sinfín de fichas aburridas.


-          Ampliar nuestro propio mapa mental y el de los peques. ¿Cómo? Mirando la realidad desde distintos puntos de vista, relativizando, aprendiendo cómo se hacen las cosas en otros sitios, observando - sin juzgar - el comportamiento propio y ajeno… En fin, tomándonos un poco menos en serio y aprovechando todos los momentos que podamos para jugar y reír. Por ellos y por nosotros. Adultos que creen en sí mismos  y que se valoran  son el mejor ejemplo y estímulo para un niño o niña con problemas.  ¡La felicidad es contagiosa! ¿A qué esperas? 

  Escrito por María

viernes, 11 de julio de 2014

Eduardo Laguillo. Balada para Gabriela.

ASOMARSE A UN CURSO DE MILAGROS. LECCIÓN 8


Lección 8: Mi mente está absorbida con pensamientos del pasado

No vemos nada. En realidad lo único que vemos son nuestros propios pensamientos proyectados fuera. No podemos captar el presente, que es el único tiempo que hay. Por eso no entendemos nada.

Mi pasado no está aquí. Pero yo lo sigo proyectando a mi presente una y otra vez. 

Parece que estoy pensando en las cosas que me pasan, pero realmente mi mente está absorbida por pensamientos del pasado. 

Hago esta meditación con los ojos cerrados, para simbolizar mejor que no veo nada.  

“El milagro sitúa a la realidad en el lugar que le corresponde” (Texto 1.4.2.3) 

La realidad no está en el pasado, la realidad está sólo en el presente. ¿Aprenderé a verlo así? ¿Será posible cambiar toda una vida de percepción errónea?

Una noche más, quiero entregar mis últimos pensamientos a agradecerle al Universo que vibre a través de mí, en todo lo que hago y en todo lo que amo.

Escrito por María


martes, 8 de julio de 2014

MIS MÚLTIPLES Y NECESITADAS INTELIGENCIAS

Todos tenemos múltiples inteligencias que conforman nuestra manera especial de ser y movernos por el mundo. La creencia de que una persona es lista si es buena en matemáticas, por ejemplo, es una creencia limitante,  dado que uno puede ser brillante en esta área y luego comportarse como un absoluto cebollino a la hora de relacionarse con los demás o administrar su casa. Por cierto, no tengo ni idea de lo que es un cebollino, aunque una de mis múltiples inteligencias es utilizar el lenguaje escrito para expresar lo que siento o lo que sienten los demás.
Mi hijo que, de acuerdo a los parámetros que establece la sociedad para clasificar a la gente está considerado como “discapacitado”, tiene también inteligencias variadas y a menudo dispares. Es tremendamente hábil orientándose en sitios que sólo ha visitado una vez y es absolutamente genial en lugares que ya ha visitado en dos ocasiones, y no digamos en tres. En cambio, realiza preguntas totalmente absurdas la mayor parte del tiempo, o al menos eso me lo parecen a mí. Preguntas del tipo: Cuando eras pequeña, ¿cuántos años tenías?
En cambio hoy, una de sus preguntas, además de parecerme absurda, me ha obligado a pararme a pensar si habría algo de segundas intenciones detrás. Mamá, ¿por qué te reíste ayer?, me ha dicho.  Al principio me ha hecho gracia y me he reído. Pero luego he pensado, ¿me río tan poco que el hecho de que yo me ría marca un hito en la historia de su día a día?
Ciertamente, sé que mi querida inteligencia emocional está necesitada de una buena nutrición y muchos mimos. La inteligencia intrapersonal, que tiene que ver conmigo misma, anda buscando un fuerte abrazo que le dé confianza y le asegure que todo está bien. Hay momentos en que lo sé con seguridad: todo está bien. Otras veces siento que llevo cien años vividos y que me sobran los que se me echan encima. Entonces, ¿tendrá mi hijo razón? ¿Me río poco?
Sí, tiene razón, aunque sé que probablemente a su pregunta le faltó una segunda parte que no supo formular. Quizás en realidad quiso decir algo como ¿Por qué te reíste ayer cuando yo dije…? O ¿por qué te reíste ayer cuando pasó tal cosa?

No importa. Ahora tan sólo quiero recordarme a mí misma que nunca nos reímos lo suficiente, y que la única manera de aligerar el peso de los años es echando unas buenas risas, marcándonos unos buenos bailes, y abrazando el presente con gratitud y serenidad.

Para más información sobre las Inteligencias Múltiples, consultar Howard Gardner
Escrito por María

jueves, 3 de julio de 2014

ASOMARSE A UN CURSO DE MILAGROS. LECCIÓN 7

Lección 7: Sólo veo el pasado

Esta es la razón fundamental por la que nada de lo que veo significa nada, por la que le he dado a todo el significado que tiene para mí, por la que no entiendo nada ni mis pensamientos significan nada, por la que estoy disgustada, no por la razón que creo sino porque veo algo que no está ahí.

Sólo veo el pasado. Veo las cosas asociadas a mi experiencia de ellas en el pasado. Esta lámpara, el secreter, el albornoz que me regalaron. 

Dice el libro que todo lo que creo está arraigado en el tiempo. Si dejara de repasar objetos y me dedicara a pensar en personas, esto sería terriblemente cierto.  Veo a mucha gente asociada a su pasado conmigo. No siempre los veo a ellos, sino que veo un pasado en el hicieron o dejaron de hacer, se portaron de esa manera o de otra.

La lección sólo me pide que me dedique a objetos, así que suelto estas ideas y me comprometo con mi aprendizaje. Veo el pasado en estas flores, veo el pasado en mi guitarra, veo el pasado en este teléfono. Sólo veo el pasado en todas las cosas.

Pienso en cuántas celebraciones conmemorativas del pasado se celebran por todo el mundo. Día de los caídos aquí o allá, en recuerdo de las víctimas de esto o aquello, en memoria de sea cual fuere lo que aconteció, incluso cuando lo mejor sería perdonarlo y olvidarlo. Se crea un culto a la memoria histórica, al recuerdo,  a base de alimentar odios y rencores, muchas veces a costa de la paz.

Pienso en el mundo de la política y los gobernantes,  que se echan en cara continuamente lo que unos y otros hicieron en el pasado, en vez de reconocer los errores y rectificar.
Se me vienen a la cabeza tantas familias que pueden pasarse años echándose en cara pequeñas rencillas y malos entendidos.

Sólo veo el pasado. Sólo vemos el pasado.

“Tu mente puede estar poseída por ilusiones, pero el espíritu es eternamente libre. Si una mente percibe sin amor, percibe tan sólo un armazón vacío y no se da cuenta de el espíritu que mora dentro” (Texto 1.1.3.8)



No quiero percibir sin amor por estar proyectando el pasado en mi presente. Mi espíritu eternamente libre desea ser eternamente amoroso, y honrar la esencia y la belleza de todo lo que es. Quiero aprender.

Escrito por María

LA HISTORIA DE MARGA: ESTRATEGIAS PARA AFRONTAR EL DOLOR


Un cuento para mayores escrito 
para que los pequeños lo entiendan.
Porque si ellos lo entienden, nosotros también.
Yo me lo aplico.
¿Te animas a leerlo?

Autora: María Jesús Tallón Medrano
Ilustraciones: Elizabeth Gentet