¿Qué hacer?
Sólo puedo hablar desde el corazón, desde mi experiencia. No voy a consultar ningún libro ni mencionar a ningún autor. ¿Quién no tiene un pasado al que volverse unos segundos para recolectar momentos vividos? Sólo necesitamos un ratito de silencio para conectar con toda esa sabiduría.
Primero respiro. Profunda y conscientemente.
Luego observo mis pensamientos. En este instante de "no saber", puedo elegir esos pensamientos que me traen agonía y desesperanza o puedo elegir los que me calman y me muestran un futuro lleno de posibilidades.
Elijo centrarme en el presente y no pensar, pero si los pensamientos me asaltan cuestiono todos y cada uno de los pensamientos de miedo que me atacan. Esos nos los quiero. No los necesito. No tienen fundamento, no añaden ninguna verdad a mi vida.
Me vuelvo a centrar en el presente y si elijo pensar en el futuro, visualizo un futuro en paz. Mis decisiones me van llevando por senderos no señalizados, en un bosque de posibilidades infinitas. ¿Para qué pensar en lo peor si me quita la paz y la esperanza?
Un pasito cada día. Mañana ya veremos.
Escrito por María
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