Danza tu vida

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martes, 28 de octubre de 2014

APRENDIZAJE COOPERATIVO: FORMAR PAREJAS

Hay quien no se atreve a estructurar la clase en equipos, pero la mayoría de los profes admiten que los grupos se distribuyan por parejas. Si conseguimos que dos personas trabajen bien o, por lo menos, no se perjudiquen, luego será más fácil juntar dos parejas para realizar una sesión cooperativa con equipos de cuatro. 

Formar parejas es complicado cuando en el aula se dan varias situaciones conflictivas al mismo tiempo, tales como la presencia de más de un alumn@:
           - desmotivad@ 
           - con problemas de aprendizaje
           - con retraso escolar
           - aburrid@ que encuentra su momento de diversión en alborotar la clase.
           - no popular o con pocos amigos o amigas.

Cuanto más queramos que la clase se parezca a un "experimento de laboratorio", en el que todas las variables están supercontroladas, más experimentaremos la diferencia como un problema. La diversidad es lo normal, tenemos que partir de ahí. Detrás de un alumno conflictivo siempre hay una personita que está pidiendo a gritos comprensión, cariño y un extra de atención.

A partir de ahí, juntaremos a chicos y chicas que, por dispares que parezcan, pueden echarse una mano y animarse mutuamente. Quizás al principio esto no suceda de manera espontánea, pero poco a poco, si lo sabemos sugerir sutilmente, lo irán haciendo. Es un poco triste cuando te encuentras con chicos o chicas que prefieren estar solos porque saben que nadie se quiere sentar con ellos. Pero para eso estamos nosotros, para reconducir de la mejor manera posible estas situaciones.

Una regla que puede seguirse en clase es la siguiente: el profesor explica y aclara dudas a nivel general. A partir de ahí, si surgen dudas por despiste, es mejor preguntar, en voz baja, al compañero. Si ninguno de los dos lo sabe, entonces ambos levantan la mano. Hoy mismo he presenciado una clase en la que 9 personas de 15 han preguntado lo mismo. Si preguntan a la pareja y ninguno de los dos sabe lo que hay que hacer, se ahorra tiempo y se estimula la atención preguntando de este modo.

A partir de ahí, se puede:
- realizar actividades de forma individual para después contrastarlas con el compañero
- realizar actividades de manera conjunta: leyendo por turnos, buscando información, ejercicios de dictado (palabra o imagen), de estudio compartido (tutorizamos al compañero), inventando problemas para que el otro los resuelva... 

Hay muchas posibilidades que nos permiten que el día a día en el aula tenga ese punto de sociabilización tan necesario para el aprendizaje y para el desarrollo integral de las personas. Si no conviven en la escuela, en el instituto... ¿dónde aprenderán? 

Escrito por María

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