También trabajamos la consciencia de nuestro entorno. Pero es una tarea que hay que continuar más allá del taller, estando atentos a todo lo que nos rodea. Parándonos a mirar, con otros ojos, para descubrir formas, colores, estados en las personas, cosas y paisajes que nos rodean. Observando el trazo de los dibujos en un cartel, el brillo en los ojos de la gente, la textura de la corteza de un árbol, las arrugas de la colcha de la cama. Observar todo, con ojos nuevos, como si nunca lo hubiésemos visto, como si fuésemos seres de otro planeta y de otro tiempo.
Deteniendo el pensamiento, aunque sea por unos instantes, para tomar consciencia del mundo que nos rodea, como si hoy, ahora, este minuto, fuera el primero de nuestra existencia.
Escrito por María
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