Algunos lo oímos desde pequeños: ama al prójimo como a ti mismo. Pero como no sabíamos amarnos a nosotros mismos, tampoco supimos muy bien qué hacer con el prójimo. Dicen los psicólogos que si te amaron y aceptaron sin condiciones en tu infancia, no te será difícil amarte y aceptarte sin condiciones en la edad adulta, y afrontarás los problemas y los retos con mayor optimismo y seguridad.
Pero creo que a la mayoría nos exigieron y pusieron condicionantes para el amor. Sin embargo, esto no es excusa para quedarnos anclados en una perpetua necesidad de aceptación y de amor incondicional por parte de aquellos que nos rodean.
Esta tarea de apoyarnos sin condiciones podemos empezarla ahora ya, en este mismo minuto, cada uno de nosotros, por nosotros mismos.
Louise Hay recomienda las autoafirmaciones : Me amo, me acepto. Miguel Ruíz, en Los cuatro acuerdos, habla de la necesidad de ser impecable con las palabras, tanto hacia mí como hacia los demás. Y muchos otro autores y la misma sabiduría popular se refieren a la necesidad de ofrecernos a nosotros mismos apoyo y comprensión.
Hay momentos que pasamos que quisiéramos no tener que pasar. Hay veces que se nos desmontan los esquemas en los que teníamos basada una vida perfectamente ordenada y segura. Aquello en lo que creíamos firmemente de repente se convierte en humo que nos dificulta la visión, y las personas que parecían puerto seguro se pierden en el recuerdo.
Es en estas situaciones cuando tenemos que echar mano de nuestro amor incondicional por la persona que soy, apoyándonos incluso en el proceso de crear una nueva identidad, porque la que tenía ya no sirve.
Si hemos vivido de pequeños la experiencia del amor y el apoyo incondicional, entonces el camino es más fácil. Si no, tendremos que inventarlo todo desde el principio.
En los talleres a veces hemos realizado dinámicas que parecen simplemente juegos, pero en el fondo nos están ayudando a querernos y a apreciarnos, afirmando nuestra personalidad y nuestro derecho a ser como somos... o a cambiar. Está en nuestra mano.
Escrito por María
Os recomiendo ver el siguiente vídeo, es fantástico y nos puede dar algunas pistas.
Foto: Luis Rodrigo