Mi primer escrito de este año quiero dedicártelo a ti Nuria, y esta vez no voy a utilizar esas metáforas que tanto me gustan porque no hacen falta: las cosas tal cual.
No se me va a olvidar el día en que tu tía me contó que te habían diagnosticado un cáncer. Íbamos en Metro y me agarré fuerte a la barra incapaz de creer lo que estaba oyendo. Tienes 14 años y eso no cuadraba con lo que acababa de escuchar.
Hemos estado juntas sólo tres veces desde entonces porque las circunstancias son las que son y no toca verse más, pero cada vez que me encuentro contigo conecto con una fuerza inmensa en ti que me ayuda a colocar el tema del cáncer a un lado. Me resulta fácil, aún en medio del dolor, ver sólo la belleza que emanas y tus inmensas ganas de disfrutar y de gozar de la vida. De tu mano tus padres, tus hermanas, que son testigos de este milagro. Sí, milagro. Porque tenéis cáncer y seguís riendo y no os dejáis vencer por el desánimo ni añadís sufrimiento al dolor, ese pensamiento del que yo hablo tanto y del que vosotros dais el mejor ejemplo.
Es cierto que la quimio deja su huella, pero no olvides ni un momento el maravilloso Ser de Luz que eres. Aunque haya momentos de duda y desánimo, sigue firme en la certeza de que tu esencia es pura energía, amor y gozo. Tú lo sabes.
Quisiera poder ayudaros a abrazar la incertidumbre, a instalaros cómodamente en el "no sé", pero ese es vuestro trabajo. Os ha tocado recibir un curso acelerado de "vivir el ahora" y es ahí donde mejor estáis, porque el pensamiento puede jugar malas pasadas, pero un rato feliz con amigos o con familia es lo que es: un regalo de la vida y un motivo para sonreír y estar agradecidos.
No hay motivos para temer. Confía, confía, confía.
Y espero que se cumplan todos tus deseos para el 2015. Si es así, se cumplirán los míos también.
Dalo por hecho.
Escrito por María
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