Llega el 2015. Algunos os acordaréis de cuando creíamos que el 2000 iba a ser "una odisea en el espacio". Pues ya han pasado 15 años de aquello.
Mientras tanto, seguimos creyendo que el Sol sale y se pone cada día y que nuestros pequeños mundos son absolutos. Y lo cierto es que el Sol no sale ni se pone, está quieto, y nuestros pequeños mundos son totalmente relativos, pequeños, insignificantes comparados con la inmensidad del Universo.
Lo importante para mí en este transcurrir de los días es observar con serenidad como aspectos de mi vida que quería creer permanentes van cambiando. Mi cuerpo, gente querida que partió, paisajes físicos y emocionales que se transformaron...
Y minuto a minuto tengo el poder de elegir aceptar los cambios o resistirme a ellos con amargura y resentimiento.
Hace tiempo que creo que la única forma de afrontar este inevitable paso del tiempo es haciéndonos más sabios. En el camino me he encontrado con gente que piensa igual, y doy gracias porque este pensamiento compartido puede ayudar a fortalecer a aquellos que envejecen llenos de miedo y sufrimiento.
2014 no fue un año fácil para mí, pero la dificultad trajo de la mano todo lo que yo necesitaba para hacerme más sabia y más feliz. Y opté por aprender las lecciones que se me presentaron y usarlas para ganar en poder y fuerza interior.
Sé que no me van a faltar retos en los días que han de venir. Sé que los retos y los contratiempos son inevitables, pero cada problema viene de la mano de su solución y yo estoy dispuesta a aprender. ¡Quiero aprender! Quiero ser "más sabia", porque para mí ser más sabia significa "tener más paz" y no perderme en los entresijos de la desesperación, la rabia y el resentimiento. Así que cuando hablo de sabiduría no quiero decir conocimientos, sino ser más yo misma, más conectada con mi esencia. Y mi esencia es paz, es amor y es puro gozo.
Así que bienvenidos los años que han de venir. La vida es un regalo, cada encuentro una oportunidad y el fracaso no existe. Fueron lecciones que había que aprender para hacer las cosas un poquito mejor.
Pon en un hatillo lo más importante de lo vivido y lánzate a abrir nuevos caminos. Busca pequeñas cosas por las que estar agradecida, ríete todo lo que puedas y no desaproveches las ocasiones para danzar, saltar, abrazar, gozar. Que sí, con consciencia y con pasión. Que la vida es un regalo. El cielo está aquí y ahora. Y te lo creas o no, ya tienes todo lo que necesitas para ser feliz.
Escrito por María
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