Este virus nos invade. ¡Qué fácil es caer en sus redes! Y el antídoto no es necesariamente obligarse a pensar en positivo sino, más bien, cambiar el foco de atención.
Imaginad que estamos en una sala enorme llena de maravillas pero que está a oscuras. Nos dan una linterna y sólo podemos ver lo que alumbramos con el foco. Y no siempre nos parece bonito lo que vemos.
Así es será nuestra vida hasta que decidamos abrir los ojos bien abiertos a toda la belleza que nos rodea: para nosotros sólo existirá aquello a lo dirijamos la atención.
Enciende las luces, mira más allá. Y pasa un ratito del día agradeciendo todas las pequeñas cosas que, al dar por sentado, se nos pasan por alto.
Escrito por María
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