A todos nosotros nos va a tocar a lo largo de la vida algún dolor, eso seguro, ya sea físico o emocional. Algunos dolores parecen más fuertes que otros, más imposibles de abarcar, de comprender, de superar.
A María y a Inés las conocí hace casi un año y puedo gritar a los cuatro vientos que su historia de dolor y enfermedad está siendo un ejemplo para muchas personas.
Es cierto que abrir mi corazón y conectar con vosotras que estáis en un proceso así me hace más vulnerable. Me puede tocar sufrir a mí también.
Pero por otro lado, ¡me perdería tanta belleza, tanta alegría, tanta sanación interior si mirara para otro lado! ¿Cómo podría elegir no estar ahí cuando al estar me hago más humana, más sabia y más feliz?
Lo mismo debieron de pensar los compañeros y compañeras del cole y sus familias cuando se presentó la oportunidad de acompañarlas en esta carrera. La mamá de Inés publicó en su red social si alguno de sus amigos quería apuntarse y para su sorpresa, muchas familias se presentaron allí con sus hijos para participar a su lado. Además trajeron un precioso mandala que Inés había coloreado, convertido en chapa y en dorsal.
¡No estáis solas, les gritamos! Y además nos estáis enseñando a acompañar en el dolor cuando éste nos sobrepasa. Sois unas campeonas.
Si se pudieran escribir los silencios y los suspiros...
Estas son las noticias que tendrían que salir en portadas. La enfermedad es un hecho, pero el milagro del amor lo puede todo. Y eso es a lo que tenemos que prestar atención, porque nos fortalece. Tu mano en la mía y continuar caminando.
Para siempre en mi corazón.
Escrito por María
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