Cuidar de mi ambiente externo, uno de los factores de análisis fundamental cuando hablamos de salud, es no sólo atender al aire que respiro u otros factores de contaminación ambiental (acústica, electromagnética, etc.) sino también a mi espacio emocional en relación con los otros. ¿Cómo son mis relaciones? ¿Soy capaz de expresar mi opinión? ¿Me siento a gusto relacionándome con los demás? ¿Soy consciente de mi poder para crear ambientes - sanos o contaminantes - con mis palabras y con mi actitud?
En la clase del lunes trabajamos algunas de estas ideas, asumiendo que el conflicto interpersonal es natural y va ligado a la vida en sociedad. Asumir esto me prepara para los posibles conflictos que puedan darse en mi vida. Muchos de esos conflictos no van realmente conmigo: surgen más de los distintos mapas mentales en los que se mueve la gente, y que posiblemente no tengan nada que ver con el mío propio.
Me gusta comparar estas situaciones con un trayecto en tren, en el que cada uno se monta en una estación distinta, y nunca sabemos de dónde vienen ni que hay en su equipaje. Este pensamiento me ayuda a no tomarme las cosas personalmente y a fluir... como el agua.
Además de baile hicimos una visualización que nos convirtió en eso precisamente, en agua, y nos regaló un espacio personal de tranquilidad que seguramente ayudó a nuestro sistema inmunitario a recuperarse del día a día.
La semana que viene trabajaremos el aquí y el ahora. Vivir el presente es, claramente, una herramienta poderosa que puede ayudarte a vaciar tu mochila y a caminar más ligero. ¿Te atreves?
Escrito por María
No hay comentarios:
Publicar un comentario